Un alto en el camino

Este incompleto pedazo fue escrito en junio de 2022. Lo dejaré como el borrador que nunca terminé (sin siquiera corregirlo), pero que sirve de contexto para contar algo que estoy pensando ahora.

“Aferrarme a la idea de que existe una serie de circunstancias ya planeadas o escritas por alguien o, por lo menos, que la divinidad tiene razones para que las causalidades y casualidades ocurran, parece que es el único consuelo que me queda en este instante.

Si no me falla la memoria, desde el año 2010 tuve empleo de manera ininterrumpida hasta hoy. Sin embargo, ya desde el año pasado mi ambiente laboral estaba complicándose un poco. Fui despedido por un asunto personal en junio de 2021 de la empresa en la que había trabajado los últimos 6 años y, después de eso, tuve una serie de empleos de corta duración, 4 en total, que me llevaron a este resultado. En junio de 2021, conseguí un empleo que se sentía muy bien por el nivel de responsabilidad y el reto y, un mes más tarde, conseguí otro haciendo cosas que había aprendido en los últimos 6 años. Desde ese momento, hasta marzo de 2022, pude combinar dos empleos, pero no los mismos porque en octubre renuncié al trabajo conseguido en junio gracias al llamado de un jefe anterior quien decidió darme una nueva oportunidad. En este último empleo la pasé mal, sobre todo al principio, lo que me llevó a buscar nuevas opciones laborales. El 1° de junio de este año, comencé en un rol que parecía prometedor hasta que fui despedido 15 días después de comenzar. Es un resumen bastante corto y no estoy seguro de que esté bien escrito.

Es curioso porque pensaba que esta sería una oportunidad”

De aquí en adelante, escrito en agosto de 2022.

En ese momento, estaba muy triste y con mucho miedo, sobre todo, de no conseguir empleo y ahora pienso que la pausa me sirvió, en cierta medida, para volver a las bases, pero fue una pausa tensa, plagada de ese sentimiento de fracaso, no solo individual, sino por la sensación de ver la energía de mi esposa y mi madre, ambas muy preocupadas, quienes ejercieron mucha presión para que yo estuviera el mayor tiempo posible en actitud de búsqueda de empleo. Tuve varias peleas con mi esposa por esa razón, quería simplemente que confiara en que estaba buscando empleo basado en mi estrategia. Es probable que la mía no sea la mejor estrategia, pero, bue… qué puedo decir… dos meses y medio después de que me despidieron cuento con 3 posibilidades reales de trabajar, además, de algunas llamadas para opciones adicionales. ¡Estuve bastante bien, creo yo!. Ahora, vienen mi problemas de blanquito:

Hace un año estaba dispuesto a trabajar en dos lugares al tiempo, lo hice entre agosto de 2021 y marzo de 2022, pero, me generaba mucha ansiedad tener que ocultarlo en ambos lugares puesto que en ambos tenía un tiempo completo a tal punto que, en un de ellos, un trabajo temporal, decidí decir que tenía otro trabajo apelando justamente a esa razón, dije, literalmente, “no me puedo quedar sin trabajo”. Pero, atribuyo algo de mi descontrol laboral justamente a eso y es por esa razón que me puedo permitir tomar la decisión de elegir solo uno (a algunos les toca dos, tres o cuatro, por ejemplo, para pagar gastos familiares). Mi problema de blanquito consiste en saber qué trabajo elegir. Estoy entre dos trabajos que ofrecen una relativa estabilidad, uno con más paga que el otro y con contrato a término indefinido, algo que no tengo desde 2015, pero el tercero es un voluntariado de apenas 4 meses con posibilidad de extensión y ese es por el que, en este instante, me estoy inclinando. ¡No sé qué pensar de mi! Son dos los motivos: uno es que es una organización que, al menos desde lejos, es muy interesante y la segunda, tal vez la más descabellada, es tipo “solo se vive una vez, quiero vivir esa experiencia distinta”.

Ya veremos qué pasa.

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