Un alto en el camino

Este incompleto pedazo fue escrito en junio de 2022. Lo dejaré como el borrador que nunca terminé (sin siquiera corregirlo), pero que sirve de contexto para contar algo que estoy pensando ahora.

“Aferrarme a la idea de que existe una serie de circunstancias ya planeadas o escritas por alguien o, por lo menos, que la divinidad tiene razones para que las causalidades y casualidades ocurran, parece que es el único consuelo que me queda en este instante.

Si no me falla la memoria, desde el año 2010 tuve empleo de manera ininterrumpida hasta hoy. Sin embargo, ya desde el año pasado mi ambiente laboral estaba complicándose un poco. Fui despedido por un asunto personal en junio de 2021 de la empresa en la que había trabajado los últimos 6 años y, después de eso, tuve una serie de empleos de corta duración, 4 en total, que me llevaron a este resultado. En junio de 2021, conseguí un empleo que se sentía muy bien por el nivel de responsabilidad y el reto y, un mes más tarde, conseguí otro haciendo cosas que había aprendido en los últimos 6 años. Desde ese momento, hasta marzo de 2022, pude combinar dos empleos, pero no los mismos porque en octubre renuncié al trabajo conseguido en junio gracias al llamado de un jefe anterior quien decidió darme una nueva oportunidad. En este último empleo la pasé mal, sobre todo al principio, lo que me llevó a buscar nuevas opciones laborales. El 1° de junio de este año, comencé en un rol que parecía prometedor hasta que fui despedido 15 días después de comenzar. Es un resumen bastante corto y no estoy seguro de que esté bien escrito.

Es curioso porque pensaba que esta sería una oportunidad”

De aquí en adelante, escrito en agosto de 2022.

En ese momento, estaba muy triste y con mucho miedo, sobre todo, de no conseguir empleo y ahora pienso que la pausa me sirvió, en cierta medida, para volver a las bases, pero fue una pausa tensa, plagada de ese sentimiento de fracaso, no solo individual, sino por la sensación de ver la energía de mi esposa y mi madre, ambas muy preocupadas, quienes ejercieron mucha presión para que yo estuviera el mayor tiempo posible en actitud de búsqueda de empleo. Tuve varias peleas con mi esposa por esa razón, quería simplemente que confiara en que estaba buscando empleo basado en mi estrategia. Es probable que la mía no sea la mejor estrategia, pero, bue… qué puedo decir… dos meses y medio después de que me despidieron cuento con 3 posibilidades reales de trabajar, además, de algunas llamadas para opciones adicionales. ¡Estuve bastante bien, creo yo!. Ahora, vienen mi problemas de blanquito:

Hace un año estaba dispuesto a trabajar en dos lugares al tiempo, lo hice entre agosto de 2021 y marzo de 2022, pero, me generaba mucha ansiedad tener que ocultarlo en ambos lugares puesto que en ambos tenía un tiempo completo a tal punto que, en un de ellos, un trabajo temporal, decidí decir que tenía otro trabajo apelando justamente a esa razón, dije, literalmente, “no me puedo quedar sin trabajo”. Pero, atribuyo algo de mi descontrol laboral justamente a eso y es por esa razón que me puedo permitir tomar la decisión de elegir solo uno (a algunos les toca dos, tres o cuatro, por ejemplo, para pagar gastos familiares). Mi problema de blanquito consiste en saber qué trabajo elegir. Estoy entre dos trabajos que ofrecen una relativa estabilidad, uno con más paga que el otro y con contrato a término indefinido, algo que no tengo desde 2015, pero el tercero es un voluntariado de apenas 4 meses con posibilidad de extensión y ese es por el que, en este instante, me estoy inclinando. ¡No sé qué pensar de mi! Son dos los motivos: uno es que es una organización que, al menos desde lejos, es muy interesante y la segunda, tal vez la más descabellada, es tipo “solo se vive una vez, quiero vivir esa experiencia distinta”.

Ya veremos qué pasa.

Diferentes enfoques

En la sociedad occidental, los centros educativos han sufrido muy pocas variaciones en el lapso de unos 7 u 8 siglos.

En este sentido y a pesar de que muchos enfoques pedagógicos surgidos entre finales del Siglo XIX y todo el transcurso del siglo XX quieran soslayar el asunto, el rol de profesor en cualquier institución educativa siempre estará (¿deberá estar?) asociado con aquella persona que detenta el conocimiento y, seguramente debido a alguna capacidad que muchos han querido bautizar como pedagógica, ya en el aula de clase, desarrolla estrategias para que los estudiantes fijen la mirada en puntos específicos del conocimiento que son pertinentes, necesarios o útiles para adentrarse en un campo.

Para aclarar un poco más, el profesor, en este enfoque, debe poseer un conocimiento disciplinar lo suficientemente robusto para guiar al estudiante dentro del siempre amplio (independientemente de la disciplina o ciencia que se considere) universo del conocimiento y abreviarle los caminos para enfrentarse a él, a través de una selección de este que es hecha, de maneras siempre exóticas, políticas y extrañas, en el caso de la educación básica por alguna clase de autoridad curricular que recae de un modo predominante en el estado.

En la educación superior, aunque vigilada y controlada por el Estado, se espera que los expertos en cada una de las áreas del conocimiento, reunidos preferiblemente en un recinto cerrado en cuyas paredes cuelguen realistas retratos (o por qué no, fotografías) de los más reputados científicos del área del conocimiento, coronado además por una mesa de centro rectangular de maderas oscuras que jueguen de manera armónica con la poca iluminación del lugar, acudan, con toda clase de viandas pasteleras a definir de manera tajante y excluyente (teniendo en cuenta que toda selección se define, sobre todas las cosas, por lo que excluye) aquellos conocimientos, habilidades y técnicas propias de una disciplina que una persona que quiera adquirir las destrezas deba conocer o trabajar. En otros casos, sobre todo en estudios más avanzados como las maestrías o los doctorados, la estructura administrativa debe velar por la contratación de profesores con las calidades para, con base en sus investigaciones o simple conocimiento estático, seleccionar aquello que se debe trabajar en cada momento de los estudios en este grado.

Aunque es extraño, esto puede verse como un cierto ideal, es probable que no ocurra en una reunión de expertos, sino en una oficina, alguien señalando los contenidos, las otras personas quizá complementando algo, muchos callados… y surge un plan de estudios lo suficientemente interesante para que personas paguen millones de pesos….

Es muy poco lo que ha cambiado.

En esta lógica, el profesor debe propiciar actividades o presentar conceptos que permitan al estudiante adentrarse en el campo sin las vicisitudes propias de la formación autodidacta que, a menos que uno sea un genio como pocos, lo llevará a tropezarse con una gran cantidad de conocimiento sin poseer un criterio realmente relevante para aprender habilidades o conocimientos depurados por la borrosa humanidad académica o por el sector socioeconómico que demande; entonces se estima que el profesor es quien permite abreviar búsquedas o enseñar técnicas que, de otro modo, sería muy difícil aprender. Un ejemplo de ello, son las cirugías en el cuello dado que son muy delicada y si la persona no corta en el sitio indicado y con la firmeza necesaria, la persona intervenida simplemente muere o, en el mejor de los casos, se queda sin voz.

Balances

Es mucho lo que tengo que agradecer en este 2021. Soy afortunado en muchos sentidos y este año lo he visto reconfirmado.

Lo primero es haber tenido salud, sufrí un poco con un doloroso cálculo renal, pero me atendieron bien, dentro de lo que cabe, y me proporcionaron la suficiente morfina como para dormir y, cuando pedí más, no me negaron el shute.

En el trabajo, al final la cosa estuvo bastante bien, salí de la UC después de 6 años, pero todas han sido bendiciones… Tec-MD, el Externado y hasta CAEM, a pesar de que soy consciente que no entré muy bien y no estoy seguro de lo que hago ahí.

Mi familia ha estado con gran salud, nada de enfermedades graves ni sobresaltos para resaltar.

Con mi esposa he encontrado aprendizaje y apoyo, en ese orden y mucha felicidad.

¿Qué puedo esperar para 2022?

Tantas bendiciones como en el 2021, tanta fortuna como en este año que se nos va de a poco. Tener la sabiduría para tomar las mejores decisiones, tener la salud de hierro que me ha caracterizado, concederme mucha prosperidad, la misma de siempre, en su justa medida, el amor que siempre está en mi ser, las bendiciones inesperadas, excitantes y hermosas y mucha paz y fuerza espiritual.

Sobre las nuevas personas…

Si hay algo en lo que la mayoría de las personas —esta es una generalización que no me consta, pero que me permito— están de acuerdo es en que los viajes son una de las mejores maneras de aprovechar nuestra existencia, incluso si esas personas pudieran no dormir, imagino que lo harían con tal de estar viajando.

Antes de lanzar algunas divagaciones (al momento de escribir este segmento, no las tengo claras) prefiero aclararme y contarles un poco lo que ha sido este viaje, desde mi particular y sesgada perspectiva.

Después de sendos viajes por tierra, el último con mi esposa a Barichara con más de 7 horas de recorrido en automóvil, decidí invertir algún dinero adicional para tomar avión y reducir esos tiempos de manera considerable. El viaje tiene un contexto que intentaré precisar: durante mi formación de pregrado (finalizada hace más de 11 años), fui cercano a algunas personas, dentro de las que se encuentra Pablo. Pasaron muchos años con una relación mediada exclusivamente por Facebook, alguna felicitación, algún like, un encuentro casual en la feria del libro en el cual mi esposa percibió que él “me quería mucho” y así. Un buen día, sin esperarlo, entró una llamada suya al celular en la que me solicitaba una cita para mostrarme sus poemas y decidí ir. Mi primera impresión, que ahora reafirmo, es que ya no tengo mucho en común con él, al punto que me cuestiono si en realidad alguna vez tuvimos algo en común que fuera distinto a estar estudiando la misma carrera. Después quería verme más seguido, lo evadí en algunas ocasiones, hasta que me dijo que quería que yo le hiciera el prólogo a su libro de poemas; textos que iba a publicar en la editorial en la que, a destajo y por momentos, trabaja; su razón es que yo había estudiado una maestría en literatura. En una mezcla de “nunca sé decir no” y sentido de la ayuda al prójimo, acepté. Algo que me molestó un poco, pero nunca se lo dije, es que me empezó a acosar con esa escritura, a tal punto que decidí resolverla en una hora para que no molestara más.

Su primera reacción ante mi texto fue de inseguridad, le pareció un texto duro y siempre lo denominó como crítica a tal punto que me dijo que él mismo se encargaría de prologar su libro (en ese prefacio, incluyó parte de mis textos como fingiendo un diálogo, algo que debió preguntarme, y luego dijo que mi mirada era insuficiente y decidió completarla, protegiendo a su hijo recién nacido: su libro) y yo le manifesté mi descontento y la cosa quedó así, hasta imaginé que no me iba a hablar durante un tiempo. Poco después, me llamó a decirme que quería que yo presentara su obra en una feria de libro en la ciudad de Pereira. Estaba casi seguro de no ir, pero mi esposa me convenció; a ella le preocupa mucho —y la entiendo, es inconcebible para ella una persona que no haga el menor esfuerzo por tener amigos, quiere que yo esté mejor preparado para la vida porque es necesario tener personas que te puedan soportar y ayudar, que te acompañan… son razones que puedo entender— que yo hable con muy pocas personas asuntos personales, en este momento, de hecho, solo hablo con una sola persona con bastante frecuencia, es quizá mi mejor amigo porque, sin saber la razón, me entiende y me aprecia y yo también lo aprecio mucho, es Felipe.

Después de aterrizar, me dirigí al hotel que me reservó Pablo y desayunamos en una cafetería al frente. Horas más tarde, después de trabajar un rato en la mañana, conocí a su amiga o novia cuyabra, una persona que, después de hacer una maestría en ciencia de los materiales y con una carrera académica, decidió dedicarse a ser terapeuta alternativa, ancestral… aunque no quería hablarle, Pablo nos dejó solos todo el almuerzo y ella no paró de preguntarme cosas…. y quizá aquí empiezan mis divagaciones…. me es muy costoso hablar con personas nuevas, es un esfuerzo enorme para mi.

Dato curioso: En este viaje noté que me interesa mucho saber cómo se conocieron las personas, me parece que, como en mi caso eso es raro, debe ser una clase de acontecimiento…. ellos, ni siquiera lo sabían bien.

En la noche era la presentación de su libro y coincidía con un partido de la selección Colombia, así que nadie asistió más allá de tres amigas de él; una señora de más de 50 años, la prima de la señora y la novia cuyabra y sin embargo él estaba demasiado nervioso. Dos nuevas personas más para conocer, dos nuevas personas que esperaban que yo hablara, dijera algo, hiciera algo. La viejita, llamada Mayo, es una persona que no tiene nada interesante para decir pero cree que todo lo que dice es interesante y su prima, Melissa, una descomplicada pereirana que yo definiría como abnegada y fuertemente necesitada de contacto social, en realidad esto último parece ser una característica de ambas e incluso de Pablo.

Esta mañana, después de dejar en el terminal de buses a la novia de Pablo, las dos damas nos llevaron a una quebrada en Santa Rosa de Cabal a bañar su enorme e inquieto perro con quien compartí por más de 3 horas subido en un carro. Una de las frases que más me llamó la atención de Mayo es esta, “esto me gusta más que cualquier zona rosa de cualquier ciudad”, la emitió mientras caminábamos por el bosque a buscar la quebrada. Aunque sé que es importante el amor por la naturaleza, nunca me dejará de parecer una frase de cajón de las de ese tipo, sobre todo teniendo en cuenta que quieren salir a bailar esta noche —lo cual me parece abiertamente una contradicción con su frase, hubiera sido más exacto decir algo como “me gusta tanto estar en este bosque como bailar en la zona rosa de Pereira”, al menos habría sido más honesto— y todavía no sé si debería sacar el cuerpo o ir por un agradecimiento proveniente de su hospitalidad no pedida, al menos por mi parte.

Y me siento cansado de estar con esas personas, pero es algo que siempre me pasa con la nueva gente; creo que los excita conocer a alguien nuevo y quieren saberlo todo, quieren reír, preguntar…. a mi me aburre, me carga esa parte… me carga conocer gente nueva, no puedo con eso…¿Será normal? y tal vez creo que es lo que más me cansa de los viajes, un viaje sin tener contacto con alguien es casi imposible de hacer, más si es a un sitio que se desconoce como es mi caso en esta ocasión…

Y para rematar lo de Pablo, en estos días empecé a ver la famosa serie Seinfeld y en uno de los capítulos Jerry es llamado por un amigo al que no quiere ver, pero no sabe cómo deshacerse de él, me pareció curioso porque sentí que eso me pasa con él…. pero, fuera de toda lógica, aquí estoy, cansado, cargado, lejos de casa y con él, esperando a que me llame para ir a bailar con la señora nada interesante de 50 años y su solitaria prima quien aprovecha cada selfie que se le ocurre tomar para tocarme, aunque creo que ya percibió que soy un puto coreano al que no le gusta el contacto físico con extraños…., ni siquiera pedí su teléfono, pero si alguna de esas fotos me llega sin hacer el esfuerzo de pedirla, seguramente haré un update en este post…. ¿será que iré a bailar?

Sobre mi escritura

En algún punto de mi vida que ahora mismo me es difícil asignar, consideré que mi escritura era algo especial, algo que me permitiría destacar, además, porque para todas las demás cosas de la vida soy entre mediocre y una persona corriente. Sin embargo, creo que esa consideración nunca tuvo resonancias en profesores o compañeros más allá de dos comentarios que, por lo poco usuales, recuerdo con claridad y mi mente se encargó de generalizar de un modo extraño, como si ella, sabia, me quisiera dar ánimos para no desfallecer del todo respecto a ese sentimiento narciso que permite sentir que uno tiene algo especial.

Uno de los aspectos que me hizo revisar mi escritura de un modo estructural fue mi experiencia académica más reciente, de la cual espero muy pronto poder hablar en pasado, no porque no la aprecie, sino porque he invertido esfuerzos monumentales para finalizarla.

Recuerdo especialmente un texto que presenté para la clase de escritura frente a todos mis compañeros en las primeras de cambio, generé, luego de la lectura en voz alta en una asignatura que nos convocaba a estudiantes de diversas maestrías, algunas voces que destacaban el estilo, la fluidez, el enganche que conseguía y sus imágenes poéticas (esto no lo dijeron así, pero ya empiezo a dominar un cierto lenguaje técnico que me regala esta precisión). La profesora tuvo una reacción inicial de estupefacción y destacó lo que ella denomina (originalmente según lo que ella misma afirma, aunque sinceramente no me consta) la machina poética. Me dijo que usaba muy bien esa máquina, quizá en detrimento de la máquina retórica, algo que, hasta ese momento, pensaba que era justamente al revés. Después de una semana, la profesora tuvo tiempo de corregir el texto y encontró tantos errores que hasta me dio para hacer chistes el Facebook, pero identifiqué, gracias a sus correcciones, que mi escritura está llena de artificios, al punto que le pregunté a esa profe, en una asesoría, si se valía, de vez en cuando, no decir nada en un párrafo, pero que eso fuera un truco preparatorio para decir algo más y creo que me dijo que dependía de x cosas que ya no recuerdo.

Esto y algunas tantas correcciones adicionales operadas por profesores en mi ciclo lectivo, me llevaron a repensar mi escritura y no sé si mejoré o empeoré, pero sí creo que en algo cambió y, adicionalmente, comprendí que al final no es tan especial, pero si es única, como cada persona.

Estoy finalizando mi trabajo de grado y decidí darme unos días de pausa para descansar y, en este día, después de finalizar mi jornada laboral, me quedé parado pensando en que estaba desparchado, noté, como consecuencia, el esfuerzo hecho en los últimos meses y me di cuenta que, en cierto sentido, fue constante. Ahora me veo aquí escribiendo este post como en una especie de movimiento reflejo o algo así.

Cuando ayer releí lo escrito antes de enviarlo a mi directora de tesis, tuve una primera sensación de desazón porque quizá esperaba algo más de mi escritura, percibí una pérdida sensible de naturalidad, algo que antes podía destacar y me dije: “esto es lo que hay, no me voy a dar más palo.”. Después pensé en que, a la larga, pude expresar lo que necesitaba de una manera económica y precisa; ansío las correcciones de mi directora, serán una vara importante.

Y, por último, pensé mucho en que la escritura es un fiel reflejo de un lugar de enunciación y, sin duda alguna, uno de los logros más estimados por un escritor de literatura consiste en alcanzar una cierta universalidad. Antes de estar tecleando por acá, vi la conversación de Carolina Sanín con Pascual Gaviria y me llamó mucho la atención su tranquilidad y algunas cosas de las que dijo, aunque no las tematizaré porque no me parecieron demasiado interesantes (también es destacable lo sabroso que conversa Pascual). Esa tranquilidad contrasta con el tono que asume, por momentos, en sus redes sociales. Después de ver esa conversación, me di a la tarea de leer una de sus columnas llamada La Pitufina y sus hermanastras escrita en 2017 que ella misma autoreferencia en su cuenta de Twitter hoy a propósito de no sé qué. Aunque uno puede hallar una reflexión interesante sobre la violencia y la competencia entre las mujeres, en esta contrasta su carácter generalizante y con pretensión de universalidad, toda vez que habla de “las mujeres” y “el patriarcado” (podría aclarar, de entrada, que el escrito trata de las mujeres que conoce y quizá sería más honesto porque, en mi opinión, está lejos de ser universal), ese tono en que se escriben lo que podría ser como una cierta lectura con pretensión de volverse un pensamiento agudo, único, que ve las cosas de otra manera y que goza, por ello, de cierta originalidad, con una serie de ejemplos y situaciones tan particulares que, de inmediato, son asignables al pequeño círculo social en el que se desenvuelve. Esto sin contar con el abuso de la metáfora que intenta construir en su texto, asunto que ella misma reconoce, pero que no deja de hacer porque eso sería perder el sentido de su texto por completo. Estas son algunas de las cosas que sus detractores hallan en esos escritos permanentemente y que los lleva a calificarla de privilegiada e incluso les da para insultarla.

Esto me pone a pensar si en mi caso será parecido, aunque yo creo que mi escritura es más efectista que la de Sanín.

De todas sus facetas, la prefiero contestando tranquilamente una entrevista.

A propósito de Soul (Disney) y del fin de año que se acerca

Sin duda este año fue doloroso para la humanidad; para algunos solo fue constatar lo que se escondía debajo de la alfombra; se desplegó, en nuestro gobierno nacional, una política del descaro y la injusticia con maravillosas políticas como el día sin IVA. Además de ver la conversión de un mandatario que daba para la burla y el meme a convertirse en un ser arrogante y despiadado (lo que siempre fue, supongo). La desigualdad pasa por las pantallas de nuestros dispositivos…. un año difícil para la decadente humanidad. Pero no me quiero quedar en esto, sobre todo, porque este es un texto muy personal. Creo que lo más importante que puedo hacer por estas fechas es agradecer: pude trabajar en casa durante la primera parte de esta pandemia que, con la esperanza de la vacuna, el agotamiento y la irresponsabilidad, nos ha llevado a enormes aglomeraciones en este diciembre, asunto que parece indicar que su lado más terrófico aun no ha llegado. Y agradecer también por la vida misma, por los pequeños momentos, de eso se trata Soul… un poco dejar esos grandes propósitos vitales y dedicarse a disfrutar de lo pequeño, dedicarse a vivir el día a día…. aunque pareciera algo obvio, la película tiene una interesante manera de recordarlo. Y sobre las expectativas recuerdo mucho que, desde chiquito, los especialistas recomendaron que yo estudiara en un colegio para niños con capacidades excepcionales, pero era muy caro y mis papás decidieron meterme a un colegio de hippies. De cuando en cuando, mi mamá se preguntaba si yo hubiera sido un poco menos estúpido al estudiar en ese colegio para niños genio… quién sabe… pero eso, como muchas otras cosas, fue una de esas huellas vitales que me generaron un estúpido compromiso con las metas, los propósitos implícitos, la frustración, la sensación de no ser suficiente, de no ser adecuado…. y ahora, a mis casi 38 años, me doy cuenta, por una película de Disney, que todo eso es tan tonto….

Sin embargo, justamente eso me ha dado para pensar en todo aquello que disfruto en una medida importante, algunas de esas cosas se han perdido debido a la pandemia como las caminatas diarias del sitio de mi trabajo al sitio donde, hasta este año, estudié con gran alegría, el viento en la cara cuando iba en transporte público, la empanada llena de salsa verde de ajo, la interacción con estudiantes a quienes espero haber sorprendido con algunas de mis ocurrencias, todas honestas y con deseo de enseñar, el amor sentido, los ojos vistos, los besos, las sensaciones hermosas, las charlas casuales, la no tan casuales, los nuevos y sorprendentes amigos, la literatura conocida, un nuevo lente para ver el mundo, todo lo delicioso….. tengo mucho que agradecer a la vida, a los pequeños momentos. En el 2021, espero poder sentir cada vez mejor esos instantes, prepararme para las maravillas que me esperan a través del disfrute de cada pensamiento…. tengo demasiado deseos de que lleguen las sensaciones… de estar abierto, de volar…….

Pensamientos

El término verdad es uno de los vocablos más pretenciosos de la vida “extraliteraria”. La verdad se relaciona con muchas cosas; con la estabilidad temporal y espacial propia de un mundo que pretendemos asir con nuestros instrumentos perceptivos y de la cual nos fiamos hasta en los más mínimos aspectos (creo que no muchos se le atraviesan a un Transmilenio esperando que no los golpee con cierta fuerza), también se relaciona con la potencia propia del dato exacto, objetivo, incuestionable, que se acerca a lo que todos podemos aceptar como real o, tal vez, se concibe como el producto de una extraña consistencia entre lo que percibimos (incluso por medio de artefactos como los visores de rayos gama, solo por poner un ejemplo) o sentimos y una palabra o signo que lo refiera, etc.

La humanidad siempre ha buscado la verdad, de otro modo no se entenderían muchos de los esfuerzos de la física clásica por expresar trayectorias y fuerzas o de la psicología por explicar los más grandes secretos que motivan la conducta humana y así. Pero, ¿cómo se relaciona la literatura con todo aquello?

A veces la literatura dialoga con el dato veredictivo, por ejemplo, de carácter histórico y lo resignifica, lo cuestiona, lo problematiza, juega con la figura del historiador, propicia la relación entre diferentes datos históricos pero, en general, tiende un puente de cierta reciprocidad con los datos que le permite fijar un modo de consistencia asociada a la verosimilitud. A veces, se trata de relaciones que se dan en el plano exclusivo de la significación para construir un mundo creíble que, por momentos, invade nuestra cotidianidad, mostrarnos nuevas maneras de ver ciertos asuntos o para asombrarnos, entristecernos, cuestionarnos sobre nuestro mundo circundante, alegrarnos, etc. En ocasiones, la literatura problematiza la realidad misma como un todo o solo nos quiere decir que aprovechemos nuestra fugaz juventud para hacerle el amor a la vida, no sé. Quizá, estas y todas las posibilidades de la literatura encarnen por si mismas su verdad simplemente por ser palabras consecuentes con sus búsquedas casi siempre sin respuesta.   

Saudade

Después de estar atrapado en medio del bosque, de caminatas con la respiración entre cortada, de contravenciones desenfrenadas, de besos deliciosos con las nalgas puestas en la más fría de las aguas, en ese palito que nos hacía lucir como dos cuervos chismosos, con las patas largas, con ganas de salir ya, con ese aspecto que solo pueden tener quienes no le temen a nada por desconocimiento originario…al fin y al cabo todo tan efimero; la pasión nunca llegó del modo esperado, estuvo más bien desesperada, desentendida, quizá…y el ecinoccio llegó…ahora somos tu ausencia y mi amor…

La inefable filiación que se produce cuando el cuerpo ya no es capaz de padecer sin alterarse, lo que incluía el ocultamiento de aquello que nos incomoda de algún modo… desmoronado todo empieza a estar, desconocido todo empieza a ser mentira. Llega consigo una necesidad mucho más urgente de autoconocerse, ese brillo que distingue, refleja y divisa los colores del arco iris, pule toda la necesidad infudada de medir milimétricamente cada reacción lumínica, siempre con el temor hacia el descubrimiento que implica que ya todo molesta o no importa, incluso ese atardecer hermoso que se impone disfrutar por una suerte de animalidad cultural que atrapa en un fardo, que declara la belleza de algo por razones incomprensibles…

Es sin duda el topacio esencial para atesorar; a veces, es necesario lograr autenticidad para superar la vergüenza; ella, cada vez más visible, cada vez más mortifera, cada vez más seductora…, no hay más remedio: ¡Llega ya, serendipia! Es un contraste, un contraste con la creencia cada vez más generalizada que aparece ante los no-ojos como una tendencia a circundar falsos palacios de marfil, mientras se apaga con cada vez más vehemencia una chispa de disidencia, una chispa de energía vital, una chispa que alguna vez construyó historias, que alguna vez logró inundar esa pequeña barcaza… espero que ese ser que aún no es, puede mostrar a ese ser del pasado qué es ser cool.

Y todo porque hoy es 23 de enero

Tengo, quizá, una de las mayores suertes que, seguramente, se me acabará en mitad de este año: conduzco un curso para estudiantes que se quieren preparar como monitores de lectura, escritura y oralidad, personas que, con el desorden normal de una iniciativa comprendida de modo distinto por cada directivo o profesor de la institución, se quiere que estén preparadas para ayudar a aquellos que no leen, no escriben y/o no hacen uso de la oralidad en un nivel normativamente aceptable. Y es suerte porque no existe una autoridad curricular demasiado fuerte respecto a las cosas que se planean para esa clase, lo cual me permite hacer cualquier locura.

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Es bien sabido que, solo por poner un ejemplo y no enredarme más con algo que podría ser tan grande como el mar, Kafka trabajaba en una empresa de seguros, asunto que le permitía pagar las cuentas mensuales o quincenales. Y también es sabido que el embudo para conseguir trabajo en la academia, específicamente en el área de la literatura, es cada vez más pequeño; incluso más que el famoso ojo de una aguja. Hay gente muy brillante, muy estudiada, con muchas ganas (nada más, en la maestría que estudio actualmente hay gente que incluso ha ganado premios)….pero… qué diablos, a veces me sueño con que me ocurra una grandiosa epifanía que me permita escribir algo que me genere una posibilidad económica importante, eso si, escondido bajo un seudónimo.

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No sé cómo vayan los números de Win Sports +, el nuevo canal premium en el cual se van a transmitir una buena cantidad de partidos del fútbol colombiano y por el cual hay que pagar $30.000 pesos colombianos, algo así como 9 dólares mensuales. La estrategia de incluir canales de pago para ver el fútbol local ya se practica en países de gran tradición futbolera como Argentina o Inglaterra. Quizá la pregunta que subyace respecto a este cambio en el negocio sea, ¿Colombia es, realmente (en términos estrictamente comerciales), un país futbolero? Tal vez uno podría decir que si, por algunas prácticas que se suscitan con algún juego de la selección o algo así, pero esta experiencia con un canal pago al final nos permitirá afirmar o negar….

No conozco las cifras de venta de camisetas originales de los clubes del fútbol colombiano y creo que no existe ningún museo asociado a algún equipo colombiano. Lo cierto es que en países como Argentina, específicamente en la ciudad de Buenos Aires y su área metropolitana, existen al menos 10 estadios de fútbol asociados a equipos que alguna vez han jugado en la primera división (descontando a River y Boca, está Vélez, Argentinos Juniors e incluso clubes como Nueva Chicago o Ferrocarril Oeste) y todos, más o menos, cuentan con una hinchada fervorosa que, además de ir al estadio, consume toda clase de productos y chucherías asociadas a los clubes. En Bogotá a duras penas contamos con dos estadios con capacidad para albergar espectáculos con más de 15.000 personas….

Podría pensarse entonces que Colombia no es un país futbolero, pero habrá que esperar los números de ese canal…

Un pequeño balance

Las intermitencias en los post que, poco a poco, van nutriendo este blog de mierda, son signo de los tiempos, de las cosas que van pasando. Y creo que, sobre todo, mi escritura está sufriendo una importante transformación; ha sido muy constructivo que me lean especialistas mundiales en el área, me han mostrado poderosas y complicadas posibilidades de mejora en este ejercicio que espero ir asimilando progresivamente.

Me estoy apenas insertando en un campo de conocimiento casi que completamente nuevo, para el cual pensaba que tenía más dientes, ha sido un descubrir maravilloso al que le he sacado provecho, sobre todo, espiritualmente; podría afirmar, sin temor a equivocarme, que veo muchas cosas de otro modo, lo cual ha convertido lo que esperaba fuera una simple experiencia académica en una experiencia vital.